Desde su banco siempre se veía el mar, ahora lejano, como ajeno. Cómo añoraba aquellos momentos, cuando todo
estaba aderezado de lo cotidiano. Cómo le gustaría mover hacia atrás las manecillas
del reloj de la torrecilla. Pero ahora era tarde. Ahora, tirado,
desparramado, confundido con la tierra, no podía ver el mar, pese a estar cerca
del banco. Pero es lo que tiene ser ceniza. Polvo eres y en polvo te
convertirás.
© 2011 Xilos. Todos los derechos reservados. Registro de la Propiedad Intelectual -Safe Creative- nº 1203221356980
Que tontería la mía amigo Xilos, solo era cambiarme a Google Chrome y podía comentar, soy bicho de costumbres jajajjaja. Siempre un relato bien profundo el tuyo poeta, que me ha hecho pensar, amando al mar como lo hago prefiero mis cenizas disueltas en el. Las manecillas del reloj... todo un sueño dar marcha atrás. Un abrazo con cariño, como siempre.
ResponderEliminarLyliam, amiga, qué bueno que lo solucionaras y verte por mi rincón. Muchas gracias por encontrarme. Un fuerte abrazo
EliminarBuenas,
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