En cincuenta palabras (Club Nenúfar 30-05-10) Tema: SAMARCANDA

Loli
Las luces se ahogaron al llegar la mañana. Desde el horizonte mis ojos apagados perdían las líneas de Samarcanda. Tus labios de seda acariciaban mi rostro intentando endulzar mi huida. Supe entonces que nunca más gozaría su hechizo, ni recorrería los minaretes imaginando leyendas, ni los bazares rozando las telas.

Carlos
«! Pon! ¡Pon! ¡Pon!». El entorchado ujier golpeó con fuerza su largo bastón sobre el níveo mármol del salón: «! El embajadoooooooooooooooor de Samarkaaaaaandaaaaaaaaaaaaaaa!». Recorrieron mis venas el orgullo de mil antiguas estirpes. Un denso silencio cubrió de repente las alegres voces y todas las miradas se dirigieron hacia mí.

Antonio
Se despertó desorientado, sintiendo la boca seca y arenosa, la cara húmeda y tirante, las extremidades acorchadas. Dolor y ardientes punzadas por todo el cuerpo, que era como de trapo. Alrededor un infierno de chatarra humeante; una oleada de náuseas lo invadió. Lo último que escuchó fue que sobrevolaban Samarcanda

Francis
Llevo diecisiete días sentado en el mismo banco en este destartalado parque, mirando el balcón que se iluminó a los tres minutos de ella entrar al portal.
La veo salir sonriente, de la mano de un muchacho. Me parece feliz.
Me iré lejos, a Praga, Samarcanda o Vladivostok

Clara
Se le nublaba la vista, le temblaban las piernas. No había parado de andar. Solo temía que apareciese su jeep en el horizonte, indicándole que no había hecho más que caminar en círculos. Pero en lugar de eso aparecieron ante sus ojos, a lo lejos, las brillantes cúpulas de Samarcanda.

Carmen
La abuela de mi amigo Surén siempre sentada en un viejo sillón, las manos ocupadas en alguna tarea, ajena al mundo. Su aire místico me cohibía. Un día se me acercó y me dijo “pensar bien, hablar bien, hacer bien” era la base de su religión, procedía de un lejano lugar: Samarcanda.

Pedro
Alí subió precipitadamente la gran duna, con sus once años era su primera travesía por el desierto. Durante las últimas noches, el jefe de la caravana le había hablado de su destino, una maravillosa ciudad turquesa. Y allí estaba... Samarcanda, como un hermoso nenúfar de color en mitad del desierto.

Ana
ACRÓSTICO
Suave colina de dorada arena.
Azul brillante y piedra.
Minaretes regios guardan tu cielo.
Ante tu esplendor, me doblego.
Reina del comercio prístino.
Khan, el mongol, te saqueó sin piedad.
Alejandro conquistó tu nobleza.
Nadie podrá limar tu belleza.
Donde el secreto del papel atesoraste.
Aura creaste, gloria y grandeza.

DIÁLOGO
–¿Qué estás haciendo Bayan?
–Cambio el tendón de mi arco, quiero que esté perfecto para mañana.
–¿Por qué?
–¿No te has enterado?
–No, acabo de llegar de Qarshi con la horda de Batu.
–Mañana, al amanecer, partiremos hacia la colina de Afrasiab, vamos a arrebatarle Samarkanda a esos Chas Corasmia.

Toñi
ESCRITO EN SAMARKANDA, MÁS MALA QUE UN PERRO, COMO DECIMOS EN MÁLAGA, MALÍSIMA, VAYA… Y A PUNTO DE INGRESAR EN UN HOSPITAL DE AQUÉLLOS… CON DIAGNÓSTICO DE DISENTERÍA.
LEÍDO EN MÁLAGA, CUARENTA DÍAS DESPUÉS, CÓMODAMENTE EN MI SOFÁ.
“SI LO LEES SIGNIFICA QUE TE HAS LIBRADO DE ÉSTA.
FIRMADO: TOÑI.”

Milagros
Demetrio, ese es mi nombre, soy soldado del gran ejercito de Alejandro. Nos dirigimos a Samarkanda, ciudad de persas. Creo que no será un paso triunfal. Tengo calor, sed y hambre. Me falta algo de paz y tranquilidad, cosas que solo la muerte podría darme.
Estoy harto de este ejército que no descansa.