FERNADO ROMERO
El zurdo no paraba de escribir haciéndolo de izquierda a derecha.
Mirando de soslayo, intentaba yo identificar algo del escriba.
No lo conseguí hasta pasados doscientos kilómetros: OMAGRÉP.
Caí en la cuenta. El reflejo en la ventanilla del AVE nos presenta un inexorable “mundo al revés”.
Era diestro. Escribía PÉRGAMO.
NACHO GOVAL
Antes que la vida abandone mi cuerpo cansado y mi alma cruce la laguna Estigia camino del Tártaro, cumpliendo el inexorable acontecer de nuestra existencia humana, quiero evocar a aquella extraordinaria mujer, Targelia, la hetaira de Pergamo, a la que tuve la fortuna de servir y que ame en silencio.
NURIA RODRÍGUEZ
Tras su visita al museo de Pérgamo, habían cenado en un pequeño restaurante y caminado hasta su hotel Ahora, los cansados viajeros descansan arrullados por el sonido del viento, satisfechos sus anhelos y con sus cuerpos entrelazados, ven como llega inexorable el alba y el final de sus vacaciones estivales.
TERESA AMORES
Avanzaba de manera lenta pero inexorable hacia el trono celestial.
No sabía porqué el Ser de cabellos dorados me esperaba, pero su llamamiento era ineludible… Al observar cómo un rayo potentísimo buscaba mi cuerpo desperté sobresaltada, preguntándome qué remordimientos habrían provocado mi presencia ante el altar de Zeus en Pérgamo…
Me alegro de que os unáis a nosotros, es muy bonito lo que escribís ;-)
ResponderEliminarClara